Podemos considerar dos campos de acción en lo que se refiere a lo social:

  1. ACCIÓN SOCIAL AD INTRA: Al interior de la Parroquia se promueven diversos proyectos y obras sociales que fomentan la comunicación cristiana de bienes.

Las obras asistenciales: siempre serán para resolver las urgencias, por ello son de carácter provisorio, temporal. Si es posible, debieran darse, a cambio de un servicio comunitario.

Las obras de promoción: buscan la autosuficiencia, a fin de que cada quien se baste por sí mismo: para ello son elementos importantes, la capacitación y la formación.

El testimonio corporativo: Las cristianos evangelizados forman comunidades que viven nuevos modelos de vida, diferentes de los del mundo. Es consecuencia del cambio interior: “hombre nuevo, creatura nueva, trabajo nuevo, casa nueva, estructuras nuevas.” Una vida coherente con esa nueva vida que han recibido. Es efecto de todo el Plan Pastoral.

  1. ACCION SOCIAL AD EXTRA: Al exterior de la Parroquia, cada evangelizado tiene el compromiso, como seglar, de ser fermento capaz de “animar y transformar las estructuras temporales” de las que forma parte: el trabajo, la escuela, la familia, la política, la economía, la cultura, etc.

Esta época es el tiempo del laico. La Iglesia entera está redescubriendo y rescatando el lugar y el papel del laico en ella, entendida la Iglesia como Pueblo de Dios, todo él sacerdotal, misionero y ministerial, en su conjunto y en cada uno de sus miembros.

La Eclesiología del Vaticano II es de una Iglesia comunión: una Iglesia, Pueblo de Dios, y se habla de él, como base y conjunto, antes de hablar de la Jerarquía.

Además se redescubre el perfil, la naturaleza y la misión del laico, definiéndolo no sólo de forma negativa: el no sacerdote, el no religioso, sino en su realidad propia: el que tiene y vive el ser y la misión de todos, en la base fundamental y común del discípulo de Cristo; y con su peculiaridad: lo secular. Y dentro de esto, como vocación ordinaria: el matrimonio y el trabajo civil para la contrucción del mundo.

Como laico, en cierta forma es igual a todos los demás miembros del Pueblo de Dios, porque laico viene de laos = pueblo. Y en ese sentido etimológico participa lo común de todo el pueblo de Dios

Como seglar, se señala lo diferente y lo peculiar: las estructuras temporales, el mundo, la ciudad secular: todo lo social en sus diversos niveles y dimensiones.

Lo peculiar se tiene además de lo común y básico, no contrapuesto, ni excluyente.

Insertado en Cristo, participa de su misión, y de la misión de todo el Pueblo de Dios, a su modo: en la Iglesia y en el mundo:

  • Colaborando en la construcción de la comunidad eclesial y en su misión general
  • Gestionando los asuntos temporales y seculares, como su campo propio y peculiar.

Está y vive en el mundo, en todas sus estructuras, y dentro de él debe estar como fermento, desde dentro: sal de la tierra y luz del mundo; consagrando el mundo con su vi da santa y virtuosa, restaurándolo y transformándolo de acuerdo a los valores cristianos, siendo factor activo y comprometido de cambio social, para implantar ahí en su integralidad el Reino de Dios, en la máxima consonancia con el Evangelio y las Bienaventuranzas.

EN LA IGLESIA, al igual que los demás miembros, participa de la misma misión de Jesús y de la de todo el Pueblo de Dios, construyendo la comunidad eclesial como colaborador y participando en la tarea de la evangelización del mundo.

La apostolicidad y ministerialidad general de toda la Iglesia se aplica también a él, y debe encontrar sus espacios y cauces efectivos; por derecho y no por concesión de la jerarquía; por jerarquía; y no sólo para suplir a los ministros ordenados.

Ahí, al interior de la pastoral eclesial, diocesana o parroquial, es colaborador, no cabeza. Los pastores ordenados son los primeros responsables y artífices de la comunidad eclesial.

EN EL MUNDO. Además de lo anterior que es vocación y misión básica y común, tiene su campo propio y su vocación y misión peculiar: la secularizad y la temporalidad. Es lo que el Concilio llamaba “Animación cristiana del orden temporal”.

Animar es lo mismo que dar vida, dar vida con valores cristianos. Esto significa construir una familia cristiana, ser esposo y padre al modo del evangelio, pero va mucho más allá. Significa ser “agente de cambio”, “factor de transformación”. Su tarea es luchar porque los valores del Evangelio se vivan en toda estructura humana: familia, manzana, colonia, ciudad, país, etc.

Los campos pueden ser muchos. Se mencionan: la política, lo social, la economía, la cultura, las ciencias y las artes, la vida internacional, los medios de comunicación de masas, el amor, la familia, la educación, el trabajo profesional, el sufrimiento.

En estos campos, el seglar no sólo debe llevar a cabo su tarea peculiar, sino que a él le corresponde la iniciativa y la autoridad para cumplir esa tarea. Al sacerdote o pastor en este campo solamente le corresponde:

  1. Hacer tomar conciencia al seglar de su papel y de que es su primera responsabilidad.
  2. Formarlo en la línea de la Doctrina Social de la Iglesia, para que descubra la manera evangélica que norma sus actuaciones.
  3. Motivar e impulsarlo para que se comprometa y lleve a efecto acciones concretas en este campo que le es propio.

La parroquia, por tanto, impulsa la secularidad, haciendo tomar conciencia de la responsabilidad de cada evangelizado en su campo seglar, siendo fermento y factor de cambio.

Trata de suscitar cada vez más, numerosos cristianos que se dediquen a la liberación de los demás. A estos cristianos “liberadores” les da una inspiración de fe, una motivación de amor fraterno, y una doctrina social. EN 38.

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