ELEMENTOS ESENCIALES DEL PROCESO EVANGELIZADOR DE LA IGLESIA

En la Lineamenta del Sínodo sobre Nueva Evangelización

  1. La Iglesia transmite la fe que ella misma vive

La transmisión de la fe, en cuanto es una acción fundamental de la Iglesia, estructura el rostro y las acciones de las comunidades cristianas (41). Para anunciar y difundir el Evangelio es necesario que la Iglesia promueva imágenes de comunidades cristianas capaces de articular con fuerza las obras fundamentales de la vida de fe: caridad, testimonio, anuncio, celebración, escucha y coparticipación. Es necesario concebir la evangelización como el proceso a través del cual la Iglesia, movida por el Espíritu, anuncia y difunde el Evangelio en todo el mundo, siguiendo la lógica, que la reflexión del Magisterio ha sintetizado así: «impulsada por la caridad, impregna y transforma todo el orden temporal, asumiendo y renovando las culturas; da testimonio entre los pueblos de la nueva manera de ser y de vivir que caracteriza a los cristianos; y proclama explícitamente el Evangelio, mediante el “primer anuncio”, llamando a la conversión; inicia en la fe y vida cristiana, mediante la “catequesis” y los “sacramentos de iniciación” a los que se convierten a Jesucristo, o a los que reemprenden el camino de su seguimiento, incorporando a unos y reconduciendo a otros a la comunidad cristiana; alimenta constantemente el don de la comunión en los fieles mediante la educación permanente de la fe (homilía, otras formas del ministerio de la Palabra), los sacramentos y el ejercicio de la caridad; y suscita continuamente la misión, al enviar a todos los discípulos de Cristo a anunciar el Evangelio, con palabras y obras, por todo el mundo». (42)

[41] Cf. Congregación para el Clero, Directorio General para la Catequesis (15 de agosto de 1997), 47: «El decreto conciliar Ad gentes ha clarificado bien la dinámica del proceso evangelizador: testimonio cristiano, diálogo y presencia de la caridad (nn. 11-12), anuncio del Evangelio y llamada a la conversión (n. 13), catecumenado e iniciación cristiana (n. 14), formación de la comunidad cristiana, por medio de los sacramentos, con sus ministerios (nn. 15-18). Este es el dinamismo de la implantación y edificación de la Iglesia»

[42] Ibid. 48. El texto del Directorio construye una descripción lúcida y precisa de estos elementos, componiendo en una síntesis original los textos del Decreto conciliar Ad gentes, de la Exhortación Apostólica Evangelii nuntiandi di Paolo VI y de la Carta Encíclica Redemptoris missio de Juan Pablo II.

En el Documento de Trabajo del Sínodo sobre Nueva Evangelización

  1. La transmisión de la fe, como acción fundamental de la Iglesia, lleva a las comunidades cristianas a articular en modo concreto las obras fundamentales de la vida de fe: caridad, testimonio, anuncio, celebración, escucha, participación compartida. Es necesario concebir la evangelización como un proceso a través del cual la Iglesia, movida por el Espíritu, anuncia y difunde el Evangelio en todo el mundo; impulsada por la caridad, impregna y transforma todo el orden temporal, asumiendo y renovando las culturas. Proclama explícitamente el Evangelio, llamando a la conversión. Mediante la catequesis y los sacramentos de iniciación, acompaña aquellos que se convierten a Jesucristo, o aquellos que retoman el camino de su seguimiento, incorporando los unos y reconduciendo los otros a la comunidad cristiana. Alimenta constantemente el don de la comunión en los fieles mediante la doctrina de la fe, los sacramentos y el ejercicio de la caridad. Suscita continuamente la misión, enviando todos los discípulos de Cristo a anunciar el Evangelio, con palabras y obras en todo el mundo. En su obra de discernimiento, necesario en la nueva evangelización, la Iglesia descubre que en muchas comunidades cristianas la transmisión de la fe tiene necesidad de un renacimiento.

El proceso de la evangelización en el Directorio general para la Catequesis.

  1. La Iglesia, aun conteniendo en sí permanentemente la plenitud de los medios de salvación, obra de modo gradual. El decreto conciliar Ad Gentes ha clarificado bien la dinámica del proceso evangelizador: testimonio cristiano, diálogo y presencia de la caridad (nn. 11-12), anuncio del Evangelio y llamada a la conversión (n. 13), catecumenado e iniciación cristiana (n. 14), formación de la comunidad cristiana, por medio de los sacramentos, con sus ministerios (nn. 15-18). Este es el dinamismo de la implantación y edificación de la Iglesia.
  2. Según esto, hemos de concebir la evangelización como el proceso, por el que la Iglesia, movida por el Espíritu, anuncia y difunde el Evangelio en todo el mundo, de tal modo que ella:

– Impulsada por la caridad, impregna y transforma todo el orden temporal, asumiendo y renovando las culturas;

– da testimonio entre los pueblos de la nueva manera de ser y de vivir que caracteriza a los cristianos;

– y proclama explícitamente el Evangelio, mediante el «primer anuncio », llamando a la conversión.

– Inicia en la fe y vida cristiana, mediante la «catequesis» y los «sacramentos de iniciación», a los que se convierten a Jesucristo, o a los que reemprenden el camino de su seguimiento, incorporando a unos y reconduciendo a otros a la comunidad cristiana.

– Alimenta constantemente el don de la comunión en los fieles mediante la educación permanente de la fe (homilía, otras formas del ministerio de la Palabra), los sacramentos y el ejercicio de la caridad;

– y suscita continuamente la misión, al enviar a todos los discípulos de Cristo a anunciar el Evangelio, con palabras y obras, por todo el mundo.

  1. El proceso evangelizador, por consiguiente, está estructurado en etapas o «momentos esenciales»: la acción misionera para los no creyentes y para los que viven en la indiferencia religiosa; la acción catequético-iniciatoria para los que optan por el Evangelio y para los que necesitan completar o reestructurar su iniciación; y la acción pastoral para los fieles cristianos ya maduros, en el seno de la comunidad cristiana. Estos momentos, sin embargo, no son etapas cerradas: se reiteran siempre que sea necesario, ya que tratan de dar el alimento evangélico más adecuado al crecimiento espiritual de cada persona o de la misma comunidad.

Hasta aquí la descripción del Directorio general  para la Catequesis. Este esquema también se transcribe en el número 12 la Lineamenta del Sínodo sobre Nueva Evangelización. En la nota 42 correspondiente a dicho numeral se dice que: el texto del Directorio constituye una descripción lúcida y precisa de estos elementos, componiendo en una síntesis original los textos del Decreto conciliar Ad gentes, de la Exhortación Apostólica Evangelii nuntiandi de Paulo VI y de la Carta Encíclica Redemptoris missio de Juan Pablo II.

Como se ve estos elementos se corresponden, punto por punto, a los elementos esenciales que vemos en SINE. Primero se señala en el Directorio como una meta global de todo el proceso: la Iglesia impulsada por la caridad, impregna y transforma todo el orden temporal, asumiendo y renovando las culturas.

Y luego se describe cada elemento o paso del proceso.

SINE pone estos elementos en el mismo orden, presentándolos de la siguiente manera:

1. TESTIMONIO DE VIDA
2. TESTIFICACIÓN DE PALABRA
3. SALIDA MISIONERA
4. KERIGMA EXPLÍCITO Y COMPLETO,
5. COMUNIDADES,
6. CATEQUESIS
7. SACRAMENTOS
8. ACCIÓN SOCIAL
9. INVOLUCRAMIENTO APOSTÓLICO
10. SECTORES y MINISTERIOS

1 Comentario
  1. Rosa Maria 4 años

    Muchas gracias esta información es de mucha ayuda ya que estoy en un grupo de formación para laicos

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