Renovación del Bautismo

1) Contenido del anuncio: Amor y Salvación

“La Iglesia no puede sustraerse al mandato explícito de Cristo; no puede privar a los hombres de la “Buena Nueva” de que son amados y salvados por Dios”. RM44. Véase más adelante DA 29

a) Amor paternal de Dios:

“¡El hombre es amado por Dios! Este es el simplísimo y sorprendente anuncio del que la Iglesia es deudora respecto del hombre. La palabra y la vida de cada cristiano pueden y deben hacer resonar este anuncio: ¡Dios te ama, Cristo ha venido por ti; para ti Cristo es “el Camino, la Verdad y la Vida!”. ChL34

“Evangelizar es, ante todo, dar testimonio, de una manera sencilla y directa de Dios, revelado por Jesucristo mediante el Espíritu Santo. Este testimonio resulta planeamente evangelizador, cuando pone de manifiesto que para el hombre, el Creador no es un poder anónimo y lejano: es Padre”. EN26

(Jesús) “nos revela quién es este Dios al que llama con el término familiar “Abba”, Padre. El Dios revelado sobre todo en las parábolas es sensible a las necesidades, a los sufrimientos de todo hombre; es un Padre amoroso y lleno de compasión, que perdona y concede gratuitamente las gracias pedidas”. RM13

“Todo hombre, por tanto es invitado a “convertirse” y “creer” en el amor misericordioso de Dios por él”. RM13

En Aparecida:

“Nuestra alegría, pues, se basa en el amor del Padre… El amor del Padre nos ha sido revelado en Cristo que nos ha invitado a entrar en su reino. Él nos ha enseñado a orar diciendo “Abba, Padre” (Rm 8, 15; cf. Mt 6, 9)”. DA 17

“El Dios de la Alianza, rico en misericordia, nos ha amado primero; inmerecidamente, nos ha amado a cada uno de nosotros…” DA 24

“Anunciamos a nuestros pueblos que Dios nos ama, que su existencia no es una amenaza para el hombre, que está cerca con el poder salvador y liberador de su Reino, que nos acompaña en la tribulación, que alienta incesantemente nuestra esperanza en medio de todas las pruebas”. DA 29

(La Iglesia…) “Su misión es manifestar el inmenso amor del Padre, que quiere que seamos hijos suyos”. DA 348

b) Salvación del pecado y de todo lo que oprime al hombre

“Como núcleo y centro de su Buena Nueva, Jesús anuncia la salvación, ese gran don de Dios que es liberación de todo lo que oprime al hombre, pero que es sobre todo liberación del pecado y del Maligno, dentro de la alegría de conocer a Dios y de ser conocido por El, de verlo, de entregarse a El”. EN9

“…el mundo que está aún bajo el poder del pecado, con su secuela de contradicciones, dominaciones y muerte”. DA 523

“Procedemos de un designio divino de sabiduría y amor. Pero, por el pecado, se mancilló esta belleza originaria y fue herida esta bondad. Dios, por nuestro Señor Jesucristo en su misterio pascual, ha recreado al hombre haciéndolo hijo y le ha dado la garantía de unos cielos nuevos y de una tierra nueva (cf. Ap 21, 1).” DA 28

“Si el pecado ha deteriorado la imagen de Dios en el hombre y ha herido su condición, la buena nueva, que es Cristo, lo ha redimido y restablecido en la gracia (cf. Rm 5, 12-21)”. DA 104

“Alabamos a Dios porque, siendo nosotros pecadores, nos mostró su amor reconciliándonos consigo por la muerte de su Hijo en la cruz”. DA 106

“Como discípulos y misioneros, estamos llamados …a anunciar que Cristo ha redimido todos los pecados y males de la humanidad”. DA 134

-Salvación es en Jesús

“La persona, la vida y el mensaje de Jesucristo son el contenido central de la misión evangelizadora de la Iglesia, ya que toda su actividad y sentido consisten en llevar a la humanidad la salvación traída por Jesucristo. Sólo El tiene palabras de vida eterna, sólo El es el único mediador entre Dios y los hombres y Aquel por el que nosotros debemos salvarnos. Por tanto, es responsabilidad de los cristianos proclamar y conocer en profundidad la Persona, las acciones y las palabras de Jesucristo, y hacerlas vivas y actuantes en su existencia. También es tarea de la Iglesia, como “sacramento de salvación para el mundo” llevar a la humanidad el misterio de Cristo”. (Documento de trabajo, preparación a Santo Domingo 317).

“La Iglesia no puede dejar de proclamar que Jesús, vino a revelar el rostro de Dios y alcanzar, mediante la cruz y la resurrección, la salvación de todos los hombres”. RM11

“Sabemos que Jesús vino a traer la salvación integral, que abarca al hombre entero y a todos los hombres, abriéndoles a los admirables horizontes de la filiación divina”. RM11.

“El anuncio tiene por objeto a Cristo crucificado, muerto y resucitado: en él se realiza la plena y auténtica liberación del mal, del pecado y de la muerte; por él, Dios da la “vida nueva”, divina y eterna. Esta es la “Buena Nueva” que cambia al hombre y la historia de la humanidad, y que todos los pueblos tienen derecho a conocer”. RM44

“Él es el Hijo de Dios verdadero, el único Salvador de la humanidad. La importancia única e insustituible de Cristo para nosotros, para la humanidad, consiste en que Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida. “Si no conocemos a Dios en Cristo y con Cristo, toda la realidad se convierte en un enigma indescifrable; no hay camino y, al no haber camino, no hay vida ni verdad”. Cristo, el Dios de rostro humano, es nuestro verdadero y único salvador”. DA 22

“Por ser el Cordero de Dios, Él es el salvador. Su pasión, muerte y resurrección posibilita la superación del pecado y la vida nueva para toda la humanidad”. DA 102

“La vida nueva de Jesucristo toca al ser humano entero y desarrolla en plenitud la existencia humana “en su dimensión personal, familiar, social y cultural”. DA 356

-Salvación es liberación

“¡Si! Cristo y no otro es “el camino, la verdad y la vida” que da sentido y contenido a nuestra existencial. Lejos de él, queridos hermanos y hermanas, no hay verdadera paz, ni serenidad, ni auténtica y definitiva liberación, pues únicamente la gracia del Señor puede liberarnos de esa esclavitud radical que es el pecado; su palabra, su verdad nos hacen libres”. Alocución en Durango, Méx.. 1990

“El es el único Liberador y Salvador que, con su muerte y resurrección, rompió las cadenas opresivas del pecado y la muerte, que revela el amor misericordioso del Padre y la vocación, dignidad y destino de la persona humana”. DA 6

-Salvación es Cristo, muerto y resucitado por nosotros

“La evangelización también debe contener siempre -como base, centro y a la vez culmen de su dinamismo- una clara proclamación de que en Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, muerto y resucitado, se ofrece la salvación a todos los hombres, como don de la gracia y de la misericordia de Dios. No una salvación puramente inmanente, a medida de las necesidades materiales o incluso espirituales que se agotan en el cuadro de la existencia temporal y se identifican totalmente con los deseos, las esperanzas, los asuntos y las luchas temporales, sino una salvación que desborda todos estos límites, para realizarse en una comunión con el único Absoluto, Dios, salvación trascendente, escatológica, que comienza ciertamente en esta vida, pero que tiene su cumplimiento en la eternidad”. EN27

“Anunciamos pues con fuerza al mundo que Cristo ha muerto y resucitado por nosotros, y que -como dice San Pablo- nosotros participamos de su muerte y resurrección por el bautismo”. (Homilía en Veracruz, 1990)

“No hay por tanto verdadera evangelización mientras no se anuncie claramente el nombre, la vida, las promesas, el Reino, el amor del Padre revelado en la humanidad visible de Jesús de Nazareth, el Ungido del Espíritu, por cuya muerte y resurrección se otorga la salvación a todos, especialmente a los pequeños, como don de la gracia y de la misericordia de Dios”. (Documento de trabajo, preparación a Santo Domingo 443)

“La Misión: El discípulo, a medida que conoce y ama a su Señor, experimenta la necesidad de compartir con otros su alegría de ser enviado, de ir al mundo a anunciar a Jesucristo, muerto y resucitado. DA 278e)

Su misión es manifestar el inmenso amor del Padre, que quiere que seamos hijos suyos. El anuncio del kerygma invita a tomar conciencia de ese amor vivificador de Dios que se nos ofrece en Cristo muerto y resucitado”. DA 348

2) Respuesta al anuncio: fe-adhesión y conversión

“La “Buena Nueva” tiende a suscitar en el corazón y en la vida del hombre la conversión y la adhesión personal a Jesucristo Salvador y Señor; dispone el Bautismo y la Eucaristía y se consolida en el propósito y en la realización de la nueva vida según el Espíritu”. ChL 33

“El anuncio de la Palabra de Dios tiende a la conversión cristiana, es decir, a la adhesión plena y sincera a Cristo y a su Evangelio mediante la fe”. RM46

…hace falta entrar en un proceso de cambio que transfigure los variados aspectos de la propia vida. Sólo así, se hará posible percibir que Jesucristo es nuestro salvador en todos los sentidos de la palabra. DA 356

a) Fe – Adhesion a Cristo

“La fe nace del anuncio”. RM44

“El Kerigma -anuncio lleno de ardor que un día transformó al hombre y lo llevó a la decisión de entregarse a Jesucristo por la fe”. CT25

“La finalidad de la catequesis, en el conjunto de la evangelización es la de ser un periodo de enseñanza y de madurez, es decir, el tiempo en que el cristiano, habiendo aceptado por la fe la persona de Jesucristo como solo Señor y habiéndole prestado una adhesión global con la sincera conversión del corazón, se esfuerza por conocer mejor a esa Jesús en cuyas manos se ha puesto”. CT 20

(nota: la catequesis supone que el cristiano ha aceptado a Cristo en el primer anuncio evangelizador. Anuncio y Catequesis son dos elementos del conjunto de la evangelización, entendida en este caso como Ministerio de la Palabra)

“La búsqueda y la adhesión a Cristo son el factor determinante para que el hombre viva y crezca”. ChL34

“La adhesión a la persona de Jesucristo se realiza mediante un auténtico proceso iniciado por la fe en su poder de hacer milagros y expulsar demonios, por la fe en la autoridad de sus palabras, en fin por la fe en su Persona…” (Documento de trabajo, preparación a Santo Domingo 345)

“Dios ofrece al hombre esta vida nueva: ¿Se puede rechazar a Cristo y todo lo que él ha traído a la historia del hombre? Ciertamente es posible. El hombre es libre. El hombre puede decir no a Dios. El hombre puede decir no a Cristo”. RM7

“Esta vida nueva es un don de Dios, y al hombre se le pide que lo acoja y desarrolle, si quiere realizarse según su vocación integral, en conformidad con Cristo”. RM7

“El llamado de Jesús en el Espíritu y el anuncio de la Iglesia apelan siempre a nuestra acogida confiada por la fe. “El que cree en mí tiene la vida eterna”. El bautismo no sólo purifica de los pecados. Hace renacer al bautizado, confiriéndole la vida nueva en Cristo, que lo incorpora a la comunidad de los discípulos y misioneros de Cristo, a la Iglesia, y lo hace hermano de los hijos del mismo Padre, reconociendo a Cristo como Primogénito y Cabeza de toda la humanidad. Ser hermanos implica vivir fraternalmente y siempre atentos a las necesidades de los más débiles”. DA 349

“La admiración por la persona de Jesús, su llamada y su mirada de amor buscan suscitar una respuesta consciente y libre desde lo más íntimo del corazón del discípulo, una adhesión de toda su persona al saber que Cristo lo llama por su nombre (cf. Jn 10, 3). Es un “sí” que compromete radicalmente la libertad del discípulo a entregarse a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida (cf. Jn 14, 6). Es una respuesta de amor a quien lo amó primero “hasta el extremo” (cf. Jn 13, 1). En este amor de Jesús madura la respuesta del discípulo: “Te seguiré adondequiera que vayas” (Lc 9, 57)”. DA 136

“El Encuentro con Jesucristo: Es el Señor quien llama (Mc 1, 14; Mt 9, 9: “Sígueme”). Se ha de propiciar este encuentro que da origen a la iniciación cristiana, pero que debe renovarse constantemente por el testimonio personal, el anuncio del kerygma y la acción misionera de la comunidad”. DA 278 a)

“No resistiría a los embates del tiempo una fe católica reducida a bagaje, a elenco de algunas normas y prohibiciones, a prácticas de devoción fragmentadas, a adhesiones selectivas y parciales de las verdades de la fe, a una participación ocasional en algunos sacramentos, a la repetición de principios doctrinales, a moralismos blandos o crispados que no convierten la vida de los bautizados. Nuestra mayor amenaza “es el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando y degenerando en mezquindad”. A todos nos toca recomenzar desde Cristo, reconociendo que  “no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”. DA 12

b) Conversion

“En la predicación apostólica, la exposición de los contenidos del mensaje cristiano, suscitaba en muchos la pregunta decisiva “¿Qué hemos de hacer hermanos?”. Ya el día de Pentecostés, Pedro formula la respuesta: “Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el Nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el Don del Espíritu Santo”. La Conversión a Cristo incluye un contacto sacramental con El en el bautismo. El hombre pecador es así sepultado en la muerte por el bautismo para que también por el basutismo resucite el hombre nuevo cristiano” (Documento de consulta para Santo Domingo 265)

“La conversión es un don de Dios, obra de la Trinidad; es el Espíritu que abre las puertas de los corazones, a fin de que los hombres pueden creer en el Señor y “confersarlo”. RM46

“Los apóstoles, movidos por el Espíritu Santo, invitaban a todos a cambiar de vida, a convertirse y a recibir el bautismo”. RM47

“La conversión a Cristo está relacionada con el bautismo, no sólo por la praxis de la Iglesia, sino por voluntad del mismo Cristo, que envió a hacer discípulos a todas las gentes y a bautizarlas”. RM47

“En nuestra Iglesia debemos ofrecer a todos nuestros fieles un “encuentro personal con Jesucristo”, una experiencia religiosa profunda e intensa, un anuncio kerigmático y el testimonio personal de los evangelizadores, que lleve a una  conversión  personal y  a  un cambio de vida integral”. DA 226 a)

“La Conversión: Es la respuesta inicial de quien ha escuchado al Señor con admiración, cree en Él por la acción del Espíritu, se decide a ser su amigo e ir tras de Él, cambiando su forma de pensar y de vivir, aceptando la cruz de Cristo, consciente de que morir al pecado es alcanzar la vida”. DA 278b)

“La vida nueva de Jesucristo toca al ser humano entero y desarrolla en plenitud la existencia humana “en su dimensión personal, familiar, social y cultural”. Para ello hace falta entrar en un proceso de cambio que transfigure los variados aspectos de la propia vida. Sólo así, se hará posible percibir que Jesucristo es nuestro salvador en todos los sentidos de la palabra”. DA 356

“Sin embargo, en el ejercicio de nuestra libertad, a veces rechazamos esa vida nueva (cf. Jn 5, 40) o no perseveramos en el camino (cf. Heb 3, 12-14). Con el pecado, optamos por un camino de muerte. Por eso, el anuncio de Jesucristo siempre llama a la conversión, que nos hace participar del triunfo del Resucitado e inicia un camino de transformación”. DA 351

Renovación de la Confirmación:

“Marcados en la Confirmación con el don del Espíritu de tal manera son configurados con el Señor y llenos del Espíritu Santo que, llevando su testimonio al mundo, conducen al Cuerpo de Cristo a su plenitud”. (OICA2)

1) Contenido del anuncio: Reino de Dios y Don del Espíritu

a) Reino de Dios (o Señorío de Jesús)

“Cristo, en cuanto evangelizador, anuncia ante todo un Reino, el Reino de Dios; tan importante que, en relación a él, todo se convierte en “lo demás”, que es dado por añadidura”. EN8

“El Evangelio de Jesucristo penetró en México con el ardor apostólico de los primeros evangelizadores. Ellos anunciaron a Jesucristo crucificado y resucitado, constituído Señor y Mesías y atrajeron a la fe a las multitudes”. (Juan Pablo II, homilía Basílica de Guadalupe, 1990)

“Es en el anuncio de Jesucristo, con el que el Reino se identifica, donde se centra la predicación de la Iglesia primitiva. Al igual que entonces, hoy también es necesario unir el anuncio del Reino de Dios (el contenido del “kerigma” de Jesús) y la proclamación del evento de Jesucristo (que es el “kerigma” de los Apóstoles). Los dos anuncios se complementan e iluminan mutuamente”. RM16

“Al resucitar Jesús de entre los muertos Dios ha vencido la muerte y en él ha inaugurado definitivamente su Reino. Durante su vida terrena Jesús es el profeta del Reino y, después de su pasión, resurrección y ascensión al cielo, participa del poder de Dios y de su dominio sobre el mundo” RM16

“Jesucristo se muestra a lo largo de su vida como el Señor del Reino, proclamándolo como ya presente, haciéndolo irrumpir por sus acciones, ligándolo a su Persona, presentándose como el juez escatológico, revelándose señor de la ley y su intérprete con autoridad. Resucitado y proclamado como Señor y Cristo (Hech 2,36), Hijo de Dios (Hech 9,20), participando del poder de Dios, de tal modo que los primeros cristianos anuncian el Reino de Cristo y de Dios (Ef 5,5), o bien el Reino eterno de nuestro Señor Jesucristo”. (Documento de trabajo, preparación a Santo Domingo 343)

Es este mismo Espíritu el que nos da la posibilidad de reconocer a Jesús como Señor y nos lleva a construir la unidad de la Iglesia desde distintos carismas que El nos confía para “provecho común” (cf. 1 Co 12,3-11). He aquí nuestra grandeza y nuestra responsabilidad. Ser portadores del mensaje salvador para los demás. SD 95

“El designio divino es “hacer que todo tenga a Cristo por cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra”. RM6

“Como rasgos del discípulo, al que apunta la iniciación cristiana destacamos: que tenga como centro la persona de Jesucristo, nuestro Salvador y plenitud de nuestra humanidad, fuente de toda madurez humana y cristiana”. DA 292

“Jesucristo es la plenitud de la revelación para todos los pueblos y el centro fundamental de referencia para discernir los valores y las deficiencias de todas las culturas, incluidas las indígenas”. DA 95

b) Don del Espíritu (para ser hermanos y testigos)

“Se puede decir igualmente que él (El Espíritu Santo) es objeto (contenido) de la Evangelización: solamente él suscita la nueva creación, la humanidad nueva a la que la evangelización debe conducir”. EN75

-Espíritu de Verdad:

“El (El Espíritu Santo) es quien explica el sentido profundo de las enseñanzas de Jesús y su misterio”. EN 75

“…el Espíritu Santo (cf. Hch 1, 2) es, en la Iglesia, el Maestro interior que conduce al conocimiento de la verdad total formando discípulos y misioneros”. DA 152

-Fuerza de lo alto: para ser testigos.

“Solamente después de la venida del Espíritu, el día de Pentecostés, los Apóstoles salen hacia todas las partes del mundo para comenzar la gran obra de evangelización de la Iglesia”. EN75

“Misión del Espíritu es también transformar a los discípulos en testigos de Cristo: “El dará testimonio de mí y vosotros daréis también testimonio”. CT72

(Jesucristo). Su Persona y su obra son la buena noticia de salvación anunciada por los ministros y testigos de la Palabra que el Espíritu suscita e inspira. DA 172

-Fuerza de lo alto, para edificar la comunidad.

“El Espíritu mueve al grupo de los creyentes a “hacer comunidad”, a ser Iglesia. Tras el primer anuncio de Pedro, el día de Pentecostés, y las conversiones que se dieron a continuación, se forma la primera comunidad”. RM26

“Del Espíritu proceden todos los carismas que edifican a la Iglesia, comunidad de cristianos”. CT72

“A partir de Pentecostés, la Iglesia experimenta de inmediato fecundas irrupciones del Espíritu, vitalidad divina que se expresa en diversos dones y carismas (cf. 1 Cor 12, 1-11) y variados oficios que edifican la Iglesia y sirven a la evangelización (cf. 1 Cor 12, 28-29). Por estos dones del Espíritu, la comunidad extiende el ministerio salvífico del Señor hasta que Él de nuevo se manifieste al final de los tiempos (cf. 1 Cor 1, 6-7). El Espíritu en la Iglesia forja misioneros decididos y valientes como Pedro (cf. Hch 4, 13) y Pablo (cf. Hch 13, 9), señala los lugares que deben ser evangelizados y elige a quiénes deben hacerlo (cf. Hch 13, 2)”. DA 150

-Fuerza de lo alto, para crecer…

“La catequesis que es crecimiento en la fe y maduración de la vida cristiana hacia la plenitud, es por consiguiente una obra del Espíritu Santo, obra que sólo El puede suscitar y alimentar en la Iglesia”. CT72

“El Dios de la Alianza, rico en misericordia, nos ha amado primero; inmerecidamente, nos ha amado a cada uno de nosotros; por eso, lo bendecimos, animados por el Espíritu Santo, Espíritu vivificador, alma y vida de la Iglesia. Él, que ha sido derramado en nuestros corazones, gime e intercede por nosotros y nos fortalece con sus dones en nuestro camino de discípulos y misioneros”. DA 24

“El Espíritu Santo, que el Padre nos regala, nos identifica con Jesús-Camino, abriéndonos a su misterio de salvación para que seamos hijos suyos y hermanos unos de otros; nos identifica con Jesús-Verdad, enseñándonos a renunciar a nuestras mentiras y propias ambiciones, y nos identifica con Jesús-Vida, permitiéndonos abrazar su plan de amor y entregarnos para que otros “tengan vida en Él”. DA 137

2) Respuesta al anuncio

a) Entrega al Señorío de Jesús

“Efectivamente, el anuncio no adquiere toda su fuerza y significación más que cuando es escuchado, aceptado, asimilado y cuando hace nacer en quien lo ha recibido una adhesión del corazón. En una palabra, adhesión al Reino, es decir, al “mundo nuevo”, al nuevo estado de cosas, a la nueva manera de ser, de vivir, de vivir juntos, que inaugura el Evangelio”. (EN23)

“El Reino de Dios no es un concepto, una doctrina o un programa sujeto a libre elaboración, sino que es ante todo una persona que tiene el rostro y el nombre de Jesús de Nazaret, imagen del Dios invisible”. RM 1

“El llamado de Jesús en el Espíritu y el anuncio de la Iglesia apelan siempre a nuestra acogida confiada por la fe. “El que cree en mí tiene la vida eterna”. El bautismo no sólo purifica de los pecados. Hace renacer al bautizado, confiriéndole la vida nueva en Cristo, que lo incorpora a la comunidad de los discípulos y misioneros de Cristo, a la Iglesia, y lo hace hijo de Dios, le permite reconocer a Cristo como Primogénito y Cabeza de toda la humanidad. Ser hermanos implica vivir fraternalmente y siempre atentos a las necesidades de los más débiles”. DA 349

Apertura al Don del Espíritu.

“…y cada uno de los evangelizadores a invocar constantemente con fe y fervor al Espíritu Santo y a dejarse guiar por él como inspirador decisivo de sus programas, de sus iniciativas, de su actividad evangelizadora”. EN75

“Que la pastoral urbana procure, en la pluralidad de sus actividades, conducir a los hombres y mujeres a una auténtica experiencia de Dios, fundamento último de su vida cristiana… Sin la confrontación con el Absoluto, sin este encuentro personal con Cristo, sin esta experiencia profunda del Espíritu, la vivencia cristiana carece de solidez y estabilidad”. (Documento de trabajo, preparación a Santo Domingo 660)

“La Iglesia está llamada a repensar profundamente y relanzar con fidelidad y audacia su misión en las nuevas circunstancias latinoamericanas y mundiales. Se trata de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio arraigada en nuestra historia, desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo, que suscite discípulos y misioneros. Ello no depende tanto de grandes programas y estructuras, sino de hombres y mujeres nuevos que encarnen dicha tradición y novedad, como discípulos de Jesucristo y misioneros de su Reino, protagonistas de vida nueva para una América Latina que quiere reconocerse con la luz y la fuerza del Espíritu”. DA 11

“La Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres del Continente. Necesitamos que cada comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro de irradiación de la vida en Cristo. Esperamos un nuevo Pentecostés que nos libre de la fatiga, la desilusión, la acomodación al ambiente; una venida del Espíritu que renueve nuestra alegría y nuestra esperanza”. DA 362

“No podemos desaprovechar esta hora de gracia. ¡Necesitamos un nuevo Pentecostés! ¡Necesitamos salir al encuentro de las personas, las familias, las comunidades y los pueblos para comunicarles y compartir el don del encuentro con Cristo, que ha llenado nuestras vidas de “sentido”, de verdad y amor, de alegría y de esperanza! No podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos, sino urge acudir en todas las direcciones para proclamar que el mal y la muerte no tienen la última palabra, que el amor es más fuerte, que hemos sido liberados y salvados por la victoria pascual del Señor de la historia, que Él nos convoca en Iglesia, y que quiere multiplicar el número de sus discípulos y misioneros en la construcción de su Reino en nuestro Continente. Somos testigos y misioneros: en las grandes ciudades y campos, en las montañas y selvas de nuestra América, en todos los ambientes de la convivencia social, en los más diversos “areópagos” de la vida pública de las naciones, en las situaciones extremas de la existencia, asumiendo ad gentes nuestra solicitud por la misión universal de la Iglesia”. DA 548

Culminación en la Eucaristía

1) Contenido de las exhortaciones

a) Discípulos: Perseverar en los medios de crecimiento cristiano

“Efectivamente, el anuncio no adquiere toda su fuerza y significación más que cuando es escuchado, aceptado, asimilado y cuando hace nacer en quien lo ha recibido una adhesión del corazón. Tal adhesión no puede quedarse en algo abstracto y desencarnado, se manifiesta concretamente por medio de una entrada visible, en una comunidad de fieles”. EN23

“La Parroquia no es principalmente una estructura, un territorio, un edificio; ella es “la familia de Dios, es como una fraternidad animada por el Espíritu de unidad”, “es una casa de familia, fraterna y acogedora”, es la “comunidad de los fieles”. ChL26

“Si es verdad que ser cristiano significa decir “si” a Jesucristo, recordemos que este “si” tiene dos niveles: consiste en entregarse a la Palabra de Dios y apoyarse en ella, pero significa también, en segunda instancia, esforzarse por conocer cada vez mejor el sentido profundo de esa Palabra”. CT20

“La proclamación del Evangelio debe ser completada por una específica catequesis de orden eclesial y sacramental”. RM23

“Todo el que se ha adherido a Jesucristo por la fe y se esfuerza por consolidar esta fe mediante la catequesis, tiene necesidad de vivirla en comunión con los que han dado el mismo paso”. CT24

“Uno de los objetivos centrales de la misión es reunir al pueblo para la escucha del Evangelio, en la comunión fraterna, en la oración y en la Eucaristía”. RM26.

(Los cristianos) “procuran agradar a Dios antes que a los hombres, dispuestos siempre a dejarlo todo por Cristo y a padecer persecución por la justicia, recordando las palabras del Señor: “Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” AS 4f

“La iniciación cristiana, que incluye el kerygma, es la manera práctica de poner en contacto con Jesucristo e iniciar en el discipulado”. DA 288

“Sentimos la urgencia de desarrollar en nuestras comunidades un proceso de iniciación en la vida cristiana que comience por el kerygma y, guiado por la Palabra de Dios, permita un encuentro personal, cada vez mayor, con Jesucristo, perfecto Dios y perfecto hombre, experimentado como plenitud de la humanidad, y que lleve a la conversión, al seguimiento en una comunidad eclesial y a una maduración de fe en la práctica de los sacramentos, el servicio y la misión”. DA 289

“Ser discípulo es un don destinado a crecer. La iniciación cristiana da la posibilidad de un aprendizaje gradual en el conocimiento, amor y seguimiento de Jesucristo. Así forja la identidad cristiana con las convicciones fundamentales y acompaña la búsqueda del sentido de la vida. Es necesario asumir el dinamismo de la iniciación cristiana. Una comunidad que asume la iniciación cristiana renueva su vida comunitaria y despierta su carácter misionero. Esto requiere nuevas actitudes pastorales de parte de obispos, presbíteros, diáconos, personas consagradas y agentes de pastoral”. DA 291

b) Misioneros: intraeclesial e intrasecular.

“El que ha sido evangelizado, evangeliza a su vez. He aquí la prueba de la verdad. La piedra de toque de la evangelización: es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haga entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da testimonio y anuncia” EN24

“Conocer a Jesucristo por la fe es nuestro gozo; seguirlo es una gracia, y transmitir este tesoro a los demás es un encargo que el Señor, al llamarnos y elegirnos, nos ha confiado”. DA 18

“Cuando crece la conciencia de pertenencia a Cristo, en razón de la gratitud y alegría que produce, crece también el ímpetu de comunicar a todos el don de ese encuentro. La misión no se limita a un programa o proyecto, sino que es compartir la experiencia del acontecimiento del encuentro con Cristo, testimoniarlo y anunciarlo de persona a persona, de comunidad a comunidad, y de la Iglesia a todos los confines del mundo (cf. Hch 1, 8)”. DA 145

2) Respuesta a las exhortaciones

a) Permanecer en la Comunidad

“Por la Evangelización la Iglesia es construida y plasmada como comunidad de fe. ChL 33

“La Iglesia nace de la acción evangelizadora de Jesús y de los doce. Es un fruto normal, deseado, el más inmediato y el más visible. EN15

“Esta nueva evangelización está destinada a la formación de comunidades eclesiales maduras, en las cuales la fe consiga liberar y realizar todo su originario significado de adhesión a la persona de Cristo y su Evangelio. ChL 34

“Con la parábola de la Vid y los Sarmientos (cf. Jn 15, 1-8), Jesús revela el tipo de vinculación que Él ofrece y que espera de los suyos. No quiere una vinculación como “siervos” (cf. Jn 8, 33-36), porque “el siervo no conoce lo que hace su señor” (Jn 15, 15). El siervo no tiene entrada a la casa de su amo, menos a su vida. Jesús quiere que su discípulo se vincule a Él como “amigo” y como “hermano”. El “amigo” ingresa a su Vida, haciéndola propia. El amigo escucha a Jesús, conoce al Padre y hace fluir su Vida (Jesucristo) en la propia existencia (cf. Jn 15, 14), marcando la relación con todos (cf. Jn 15, 12). El “hermano” de Jesús (cf. Jn 20, 17) participa de la vida del Resucitado, Hijo del Padre celestial, por lo que Jesús y su discípulo comparten la misma vida que viene del Padre, aunque Jesús por naturaleza (cf. Jn 5, 26; 10, 30) y el discípulo por participación (cf. Jn 10, 10). La consecuencia inmediata de este tipo de vinculación es la condición de hermanos que adquieren los miembros de su comunidad”. DA 132

“Para configurarse verdaderamente con el Maestro, es necesario asumir la centralidad del Mandamiento del amor, que Él quiso llamar suyo y nuevo: “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado” (Jn 15, 12). Este amor, con la medida de Jesús, de total don de sí, además de ser el distintivo de cada cristiano, no puede dejar de ser la característica de su Iglesia, comunidad discípula de Cristo, cuyo testimonio de caridad fraterna será el primero y principal anuncio, “reconocerán todos que son discípulos míos” (Jn 13, 35)”. DA 138

“La vocación al discipulado misionero es con-vocación a la comunión en su Iglesia. No hay discipulado sin comunión. Ante la tentación, muy presente en la cultura actual de ser cristianos sin Iglesia y las nuevas búsquedas espirituales individualistas, afirmamos que la fe en Jesucristo nos llegó a través de la comunidad eclesial y ella “nos da una familia, la familia universal de Dios en la Iglesia Católica. La fe nos libera del aislamiento del yo, porque nos lleva a la comunión”. Esto significa que una dimensión constitutiva del acontecimiento cristiano es la pertenencia a una comunidad concreta en la que podamos vivir una experiencia permanente de discipulado y de comunión con los sucesores de los Apóstoles y al Papa”. DA 171

b) Culminación y centralización en la Eucaristía

“Con la celebración de la Eucaristía, la iniciación encuentra su consumación. Renovados en su interior, gustan más íntimamente la Palabra de Dios, viven la comunión con el Espíritu Santo y experimentan cuán suave es el Señor”.OICA 37,38

“Las labores apostólicas, se ordenan a que todos, habiendo sido hechos hijos de Dios por la fe y el bautismo, se congreguen, alaben a Dios en medio de la Iglesia, participen en el sacrificio y coman la Cena del Señor”. SC 10

“Los cristianos ya marcados por el Bautismo y la Confirmación, encuentran su inserción plena en el Cuerpo de Cristo, al recibir la Eucaristía. La Asamblea Eucarística es el centro de la comunidad cristiana, presidida por el sacerdote”. PO5

“Al igual que las primeras comunidades de cristianos, hoy nos reunimos asiduamente para “escuchar la enseñanza de los apóstoles, vivir unidos y participar en la fracción del pan y en las oraciones” (Hch 2, 42). DA 158”. (ver 175 igual)

“Hay un estrecho vínculo entre las tres dimensiones de la vocación cristiana: creer, celebrar y vivir el misterio de Jesucristo, de tal modo que la existencia cristiana adquiera verdaderamente una forma eucarística”. DA 258

“Recordamos que el itinerario formativo del cristiano, en la tradición más antigua de la Iglesia, “tuvo siempre un carácter de experiencia, en el cual era determinante el encuentro vivo y persuasivo con Cristo, anunciado por auténticos testigos”. Se trata de una experiencia que introduce en una profunda y feliz celebración de los sacramentos, con toda la riqueza de sus signos”. DA 290

“En virtud del Bautismo y la Confirmación, somos llamados a ser discípulos misioneros de Jesucristo y entramos a la comunión trinitaria en la Iglesia, la cual tiene su cumbre en la Eucaristía, que es principio y proyecto de misión del cristiano. . “Así, pues, la Santísima Eucaristía lleva la iniciación cristiana a su plenitud y es como el centro y fin de toda la vida sacramental”. DA 153

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